Mi relación con la muerte siempre ha sido muy especial, a juicio de muchos: muy diferente, me ha tocado vivir muertes de familia y muy cercanos desde muy chiquita y muy seguido, tanto que ya cae -según una amiga
snob que tengo- en el mal gusto... desde que recuerdo me gustaba mucho visitar cementerios en especial aquellos con aspecto tétrico, de hecho a los 14 años acompañada de mi primo
Maxi ("Hueso" mi bebé) que tenía en esa época 6 años, encontramos la tumba más antigua del cementerio 1, enterrada en el piso en uno de los muy escondidos primeros pasillos del ala derecha... creo en la reencarnación, me gusta ver documentales y leer de
psicofonías y otro tipo de búsqueda de comunicación con "el otro mundo" pero no he sido capaz de practicarlas más que nada, por el respeto de los procesos y momentos que cada alma debe vivir en su viaje personal cuando ya se ha quitado el pesado abrigo de lo material y físico, y quizás gracias a eso o al hecho de haber nacido bajo el signo de PISCIS y en un decanato que algunos entendidos dicen muy útil para estas artes, he logrado sintonizar, ver o sentir en más de alguna ocasión (pero estoy muy lejos que sean muchas) cosas que
otr@s no perciben, y no es muy grato contarlas a menos que sea en un fogón de paseo a la playa porque en general la gente cree que quien cuenta: a) está
engrupiendo, b) se pasó de copas, c)imaginó "
weas" bajo los efectos de alguna sustancia ilícita o socialmente lícita, d) está loc@, chalad@, de patio e) quiere llamar la atención, ó f) todas las anteriores... y la verdad, a nadie le gusta ser mal juzgado... pero aún con todo esto, voy a insistir en lo que
planteé la semana pasada: igual la muerte nos duele, porque a quien no volveremos a ver (en esta vida) es a esa persona a quien queremos y con quien hemos compartido cosas... pero también están los sentimientos encontrados: por un lado no quieres que tu persona querida se aleje de
tí, pero por otro, como en mi actual caso: no quieres que sufra dolores y todos esos hórridos padecimientos por los que pasan los enfermos terminales... no aceptas que aquella persona grande y fuerte que te tomó en sus brazos, te protegió, te
regaloneó, te
dio tanto amor, frente a tus ojos se vaya transformando cada vez en una imagen
distorsionada, frágil, tenue de sí mismo... como cuando las velitas de a poco se van achicando, se van consumiendo... es duro... por otra parte tampoco quieres ver sufrir ni vivir nuevamente eso a la matriarca de la familia, que puede ser muy fuerte pero también tiene sus enfermedades y ya no es una lolita de 15, ya no debería pasar por esto... la "weirefaifa" es muy simple, tengo en mi estómago mal revueltos una majamama (como decía mi profe de inglés en el IPIEC, don Luis Jacob) de sentimientos y sensaciones que ni juntas ni separadas son gratas... pero hay que seguir produciendo, avanzando y el show debe continuar... y bueno
much@s lloran,
much@s gritan y
much@s se liberan de formas muy ingeniosas... pero yo... ya no sé, por lo que me reventé por el lado de mi salud y de las formas más incómodas... como sea el hecho de escribir ya me ha permitido desahogarme... pero me sigo cuestionando cosas... C'est la vie mon ami...