Y uno aprende... después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma. Y uno aprende que el amor no significa recostarse y una compañía no significa seguridad. Y uno empieza a aprender…. que los besos no son contratos y los regalos no son promesas y que uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos. Y uno aprende a construír todos sus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado inseguro para planes….. y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad. Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calorcito del sol quema. así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar que alguien le traiga flores. Y uno aprende…. que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, y que con cada adiós uno aprende. | |
Extraído de http://www.muerteseresqueridos.com.ar/
El tío Chicho era el hermano mayor de mi padrino, de quien ya he contado anécdotas, lo recuerdo como un hombre siempre sonriente, positivo... alejado de esa pose de "pater familia" que adquieren y la sociedad le ha impuesto a muchos hermanos mayores... era un gallo buena onda, así recuerdo al tío Chicho, super responsable con sus pegas de contabilidad, de carácter afable... que ahora debe estar compartiendo experiencias con su papá (el abuelito Marcial, uno de los "7 machos", virtuoso con la mandolina, un gentleman), el tío Jorge (carretero como él solo pero tierno) y mi hermoso padrino, que hoy debe ser el ángel master champion of the universe del ajedrez... Adios tío Chicho, en otra vida ya nos reencontraremos y podré conocerte mejor.
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