martes, noviembre 28, 2006


MI PAPÁ Y MI PADRINO...


El 26/11 se cumplieron 14 años desde que mi papá se fue, el 29/11 se cumple un año desde que mi tío padrino se fue... debo reconocer que cuando falleció mi papá me sentí en la oscuridad misma, decir fue duro es suave porque las palabras no harán juicio a lo que sentía en ese momento... a la ausencia que aún duele, por eso me cuesta asumir la ida al cementerio... es que insisto en querer pensar que aún está de viaje y pronto volverá a abrazarme...
Mientras crecía también tuve otra imagen paterna: mi padrino, lo más antiguo que puedo recordar es verme a la edad de 4 años, esperando las vacaciones porque nacería Sebastián y yo viajaría con mamá Olga a Antofa (en esa época vivían allá) y... jugaría con mi padrino Cacho (mi tío Betito), saldríamos a pasear y me llevaría a la playa junto con la Stellita, a esa edad ya buscaba en la gente parecidos, por lo que mi papá era para mi igualito a Pedro Picapiedra, gritón, ronco pero más bueno que el pan, dulce muy dulce y eternamente cómplice (lo que duraba hasta las llamadas a terreno del colegio por mi desorden) y super generoso, mientras mi tío Betito era igual a Florcita Motuda, era un mago que desaparecía piezas del ajedrez entre sus dedos para hacerme comer, era el amigo que comprendía todas mis barrabasadas y que de paso: no se molestaba con la música que aún escucho, mi padrino era a mis ojos el hombre ideal incapaz de cometer una falta, es más para mí su única falta fue enfermarse; mi papá, producto de algún desliz, se bajó del pedestal intocable pero... siguió a mi lado como el amigo criticón.Mi papito era malcriador, neo matrístico sin saberlo, líder, fuerte, sociable y muy muy chispeante, con él no se pasaban penas.
Mi padrino era reflexivo, pensante, muchas veces introvertido y muy tolerante, ambos hombres inteligentes que se quisieron mucho y me quisieron mucho... ambos me instaron conciente o inconscientemente a vivir sin las limitaciones que muchas veces se le ponen a las mujeres por el hecho de nacer mujer: ni la hora de llegada, ni mayores trabajos caseros (ni menores tampoco), ni aprender a cocinar, ni moderaciones de carácter para verme “femenina” ni nada que me discriminara, el límite de mis sueños sólo lo pongo yo.
La última vez que ví a mi papá, me fue a dejar a Eje, en la parroquia San José, mi mamá lo iba a dejar al bus porque partía a Santiago a la “revisión técnica” anual (cardiólogo), me bajé del auto, lo besé y le pedí que volviera luego... no me hizo caso, un día que el médico no lo pudo atender se recostó en la casa de mis tíos a tomar una siesta y siguió durmiendo sin saber que ese sueño sin dolores lo llevaría junto a su mamá, a quien no pude conocer pero por lo que me contaba: una buena mujer dedicada 100% a sus hijos/as... y junto a su papá... dirigente deportivo del Club Yungay, socio del club de tango Alfredo de Angelis y otras cosas más. Mi papito alto, fuerte, hermoso se me fue en el sueño...
Recuerdo lo último que hablé con mi padrino: hablamos de mi bebé, yo tenía 7 meses de embarazo y él se comprometió a ayudarme a cuidarlo desde su cama, ya esos días no se podía levantar pero como muchas veces anteriores pensé que se repondría y... el 29 de noviembre pasado se cansó de los dolores y molestias del cáncer, se cansó de la cama quirúrgica y de la comida de enfermo... no era vida para él, lindo, lleno de ideas y soluciones... y como se aburrió partió al encuentro de su papá, de su hermano Jorge y de su compadre Nani (mi papá) a seguir planeando y conversando, arreglando el mundo en una parrillada en el cielo...
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