LA EDAD: UN ESTADO MENTAL
Para nadie es un secreto que en esta época la juventud está durando más que en la de nuestros padres o nuestros abuelos... quienes al casarse (y muy jóvenes) la perdían en un acto instantaneo al decir "sí, acepto", y yo creo que es porque ellos y ellas se asumían viejos, adultos, graves, mi caso es aún más extremo: tengo la sensación que de chica fui medio (¿medio?) tonta grave y a medida que fui creciendo me fui volviendo más y más inmadura (con todas sus letras), pero a la vez más sabia, tanto así que creo que la mejor edad para ser adolescente es después de los 35 años: tienes la libertad y el financiamiento para hacer esas locuras que de "teenager" te encantaban, eso incluido que a esta edad la mayoría ya nos hemos sacudido el complejo de culpa con que nos han criado... no sería genial con la experiencia que ya tenemos, la libertad que poseemos y el sueldo que ya no es mesada, pudieramos tener el tiempo (las horas que ya nos faltan en el día) para "adolescentear", para pololear con nuestras parejas, para revivir esas maravillosas sensaciones de "mariposas en la guata", para bailar en la fiesta hasta caer rendida y tantas miles de cosas entretenidas, pero sin las limitaciones y complicaciones de la adolescencia: los imprudentes cambios hormonales que nos ponen practicamente bipolares e insoportables, las espinillas (¡guacatela!), la falta de experiencia que nos hacía complicarnos y/o amargarnos la existencia por detalles insignificantes, el miedo a la culpa, eso sin contar con las restrucciones de horario y de plata... en realidad aunque tuve una adolescencia muy linda, también me enojé mil veces por cosas que no tenían razón de enojarme, reaccioné mal cuando debía reaccionar bien, me sentí culpable de cosas que no me di la libertad de hacer y que hoy me doy cuenta nada malo tenían, me convencí a mi misma que era físicamente un mounstruo gigante, de espalda enjuta y caderas de vaca, color sepia y con cara de zombi, y me sentí así por muchos miles de años, ahora que veo las fotos me doy cuenta que estaba lejos de ser la Miss Chile pero tenía un aspecto agradable que no quitaba el hipo ni daba susto, por lo que puedo inferir que con esa facha pasada y con la seguridad que poseo hoy en día...¡hubiera matado! jajajajajajajaja... y es así y con la libertad de pensar y actuar que me fui permitiendo que hoy en día me siento una adolescente de treintitantos, aún la formalidad y el protocolo me incomodan, aún hago gala de una espontaneidad muy cómica, aún me apasionan ciertos ideales y... aún no entiendo la política ni la quiero entender... justo ahora estoy presionada por todos lados, quizás a punto de un infarto (y no es chiste) pero me sigue reconfortando el alma una puesta de sol, un beso entre los protagonistas de mi serie favorita, un buen chiste, un abrazo de mi hijo y el olor a pasto recién cortado o el del mar (de la playa Bellavista) por las mañanas, aún me siento protegida en los brazos de mi madre y aún lloró la ausencia de mi padre (es inevitable) aunque ya se van a cumplir 18 años de su partida... aún me encanta ver los dibujos animados tanto como un buen documental... C'est la vie!
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